El miedo, en diferentes formas, puede convertirse en un obstáculo para el progreso personal. El miedo al cambio, al aprendizaje, al crecimiento, a los riesgos y al fracaso es enorme y cambia a lo largo de la vida. Las actividades que eran simples en la niñez pueden generar aprensión en la vejez, mientras que el miedo a hablar en público, por ejemplo, puede evolucionar desde lo aterrador en la juventud hasta lo placentero en la madurez.
El miedo es multifacético, afecta a todos, sirve como aviso de situaciones peligrosas, al mismo tiempo que resalta la importancia de cultivar el coraje para afrontarlo. En el entorno empresarial nos enfrentamos a varios momentos de miedo, como presentaciones ante grandes audiencias, plazos ajustados, promociones, adopción de nuevas tecnologías, cambios de empresa y el riesgo constante de despido.
Lidiar con presiones, expectativas, desacuerdos y conflictos en las organizaciones es complejo y puede resultar perjudicial si no se gestiona adecuadamente. Muchos profesionales cambian de trabajo repetidamente antes de darse cuenta de que la ansiedad está intrínsecamente ligada al acto de trabajar.
Encontrar una zona de confort, ya sea en una actividad, rol o empresa, es una aspiración común. Sin embargo, la idea de una zona de confort permanente es cuestionable. Incluso en momentos aparentemente tranquilos y controlados, la situación puede cambiar, ya sea para mejor, para peor o simplemente de manera diferente, lo que requiere un enfoque profesional adaptable. Vivir es, por naturaleza, impreciso.
Para mantener la relevancia profesional y la actualización constante, es crucial buscar el crecimiento y la mejora continua. El mundo cambia, al igual que nuestras áreas de trabajo y empresas. Aquellos guiados por el miedo tenderán a evitar lo desconocido y resistirse al cambio, lo que puede resultar en oportunidades perdidas o sorpresas desagradables como despidos.
Enfrentar el miedo puede seguir un camino de cuatro pasos, como señalan los expertos en autodesarrollo:
– Zona de Confort: Sentirse seguro hasta que suceda algo inesperado;
– Zona del Miedo: Tendencia a paralizarse o buscar alternativas;
– Zona de aprendizaje: busca herramientas para llegar a la cuarta zona;
– Zona de Crecimiento: Aprovechar el potencial para cambiar y evolucionar.
En las zonas 3 y 4 es recomendable buscar formación, mentoría, lectura especializada, diálogo constructivo, psicoterapia y otros recursos que apoyen la transformación.
Los líderes desempeñan un papel crucial en el viaje de crecimiento de los equipos. Una evaluación del desempeño puede mapear las habilidades técnicas y comportamentales de los profesionales, permitiendo establecer estrategias de evolución. Diariamente, los líderes deben monitorear e incentivar el crecimiento de sus seguidores, adoptando medidas como:
1. Proximidad: tomarse momentos individuales para conocer las fortalezas y debilidades de cada miembro del equipo;
2. Fomento del Aprendizaje: Fomentar el aprendizaje continuo a través de cursos, fondos para la educación y reconocimiento del talento;
3. Comunicación Clara: Definir claramente los roles, expectativas y misión de los profesionales, celebrando la consecución de resultados;
4. Interacción: Crear oportunidades para el intercambio de conocimientos y experiencias entre miembros del equipo o departamentos.
Enfrentar el miedo y actuar tiene diferentes enfoques, y es fundamental descubrir la estrategia que mejor se adapta a tu perfil individual y adoptar una actitud positiva ante este sentimiento desafiante. Las empresas y los líderes pueden ser socios valiosos en este viaje, pero el papel de liderazgo recae en cada individuo.
En este punto, con un correcto seguimiento, el líder podrá ofrecer apoyo en el momento adecuado entrenando y mejorando habilidades de forma individualizada y justa.
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